jueves, 29 de mayo de 2014

PARADERO DESCONOCIDO

Un viaje y una aventura,
un mundo por descubrir
ni en dos o tres palabras,
te lo podría resumir.


Un paradero desconocido,
muchos lugares por descubrir,
un mundo delante de tus ojos,
te queda por vivir.

Ya sea tu camino,
por aire, tierra o mar
te conducirá el destino,
a algún lugar.

Llueva o haga sol,
mil caminos por elegir
ya seas explorador,
no sabrías elegir.

Un paradero desconocido,
muchos lugares por descubrir,
un mundo delante de tus ojos,
te queda por vivir.
Mil y una palabras,
de idiomas a conocer
y un millón de personas,
que te van a sorprender.

No conoces el lugar,
ni el país ni la ciudad
porque desconocerás
dónde vas a viajar.

Una sombra ves difuminar,
el camino que vas a recorrer…
este es el principio,
del paradero a conocer.

Aunque tu viaje acabará,
el día continuará
y la luz del sol,
tu imaginación despertará.


Isidro Amo Peña  1ºC (1er premio poesía 1er ciclo ESO)

PARADERO DESCONOCIDO

Acabo de regresar a casa. Son aproximadamente las ocho de la mañana, y mi boca está tan adormilada y pegajosa que ir a la cocina para dar un trago de agua se ha convertido en tarea de primera necesidad. No paro de maldecir a esos hipócritas de la editorial. Como si no supieran por lo que estoy pasando. Hacía tiempo que no lograba escribir como lo hacía cuando publiqué mis primeras novelas, desde que mi mujer y mi hijo desaparecieron sin dejar rastro. Ni una maldita nota acerca de su paradero, ni una miserable señal de referencia, esa arpía se llevó a mi hijo sin avisar a nadie. Por supuesto pensé en llamar a la policía pero, en parte, me sentía culpable. Días antes de que me abandonaran, había estado pegándola con demasiada violencia, y mi hijo, sospecho que se escondía, no había aparecido ni siquiera para comer. Siempre los maltraté, especialmente cuando volvía borracho, como ahora. El alcohol penetraba en mi cabeza e invocaba a los demonios verdes fruto de la rabia explosiva que me hacía estallar como una ola cuando choca contra la roca. Desde aquello también consumía todo tipo de estupefacientes y fármacos sin receta. Simplemente no quería ser quien era, ahora no quiero ser quien soy. Me tumbo en el sofá del salón y deposito una serie de cuadritos de LSD en la mesa, no puedo dejar de pensar que cuando estoy despierto no puedo llorar, ni reír, y tampoco escribir. Es como si no estuviera vivo. Estoy en ese punto en el que una angustia infernal hará las veces de verdugo si no consumo con rapidez alguno de aquellos pequeños cabrones.
¡Oh!, que magnífica sensación, ya estoy empezando a notar cómo me desvinculo de mi personalidad. Las texturas adquieren un extraño brillo. Media hora después soy capaz de percatarme de sombras, en las que nunca me había fijado, hay cientos de ellas. Las cosas grandes se vuelven más pequeñas, y las pequeñas más grandes. Me acuerdo de cuando mi abuelo me llevaba al circo. Siento su brazo por encima de mi hombro, y soy capaz de oír su suave y agradable voz, aunque no puedo descifrar lo que me quiere transmitir, sé que es importante. De repente, un bajón negro, porque puedo verlo y es negro, se acerca a mí. Estoy aterrado, no sé si es el infinito o un demonio, pero está tratando de poseerme, y lo va a conseguir. Ya lo ha conseguido. No soy dueño de mis actos, ni de ninguna de las partes de mi cuerpo. No puedo llorar, ni reír, pero puedo escribir. Tras unas horas de pesadilla pierdo la conciencia.
Cuando me levanté serían las once de la noche, no podía explicarme nada, nunca había estado tan desorientado. Mi cuerpo había sido torturado por fuertes temblores durante horas. Entonces vi un papel. Allí estaba esto que os estoy contando con morbosa delicia. Me doy cuenta y me da miedo. Ahora sé que el que ha desaparecido soy yo, no sé en qué punto de mi vida, pero llevo años en un paradero desconocido.


José Luís Agudo Gutiérrez  2º B Bachillerato (1er premio relato)

miércoles, 28 de mayo de 2014

PARADERO DESCONOCIDO



Me encuentro en un lugar
extraño y especial.          
No  sé donde estoy,            
 y sin embargo,                         
 me da igual.

Los ríos de cristal,
 las verdes montañas,               
la brisa del mar.                       
Tienen algo singular.

Ya no quiero regresar,           
 este es mi lugar.                 
 Donde todo es felicidad,     
 reír y jugar.

Buscando un camino
 encontré mi destino,      
 esta  tierra misteriosa,             
 un paradero desconocido.

Las hojas bailan                        
 al ritmo del viento,                     
 me llenan el corazón
de alegría e ilusión.

Este paradero desconocido 
 guarda un secreto.                  
 No lo quiero descubrir,        
 es hermoso aún  así.

Me encuentro en un lugar      
 extraño y especial.                                  
 No sé donde estoy,                       
 y sin embargo,                     
 me da igual.
                                          Lucía Iglesias1ºC (2º premio poesía. 1er ciclo ESO)

PARADERO DESCONOCIDO


Camino por una carretera de la nada. Estoy sola. Sola ante un mundo que desconozco, ante mis pisadas secas, ante los susurros del viento. Me susurra cosas que no quiero saber, se ríe irónicamente y después se va... y me deja sola.
Ando, camino. Pensando en todo y con la mente vacía. Huyo de mi pasado, que me carcome por dentro, como el fuego. Pero sé, que lentamente se convertirá en ceniza.
Sé de dónde vengo, pero no sé a dónde voy.
Y llueve. Comienza a llover por la carretera de la nada. Llueve y me mojo. La lluvia encharca mis sentimientos, me limpia las heridas del pasado. La lluvia baña mis tristezas y el agua se las lleva.
No hace falta que me repitas, con tu boca emanante de mentiras, que todo se arreglará. Mi melancolía siempre me atacará, pero al final de la carretera de la nada, me espera una sonrisa. Y sé que tu perfil y tu mirada me susurrarán que persiga lo que amo, que luche por la felicidad.

Julia Gutiérrez Gamecho 1ºD (2º premio relato. 1er ciclo ESO)

PARADERO DESCONOCIDO



Fácil es decir que encontrarte fue como encontrar el paraíso. Difíciles fueron la distancia y las circunstancias, el no verse. Hasta que te encontré me hallaba en paradero desconocido. La lluvia golpeaba mi ventana, a la que podía pasarme horas mirando, observando las carreras que hacían las gotas de agua. El vaho delataba mis gritos, ahogados en mi boca seca. Las sábanas frías fueron mis únicos compañeros en aquellas noches de invierno. Manos frías. El olor a café se impregnaba en aquellas cuatro paredes empapeladas. Mis pies húmedos con olor a calle rozaban la moqueta del salón, como herbales secos mecidos por el viento de primavera. Por las mañanas, la música alta y el frío en la cara. Resultaban ser los mejores acompañantes; hasta que te conocí. Como un cuaderno vacío antes de empezar a escribir, a desahogarme en sus páginas. Tu piel será mi lienzo y en esas páginas quedará grabada nuestra historia.


Paula González Piñán 3ºB (2º Premio relato. 2º ciclo ESO)

PARADERO DESCONOCIDO



Mente en blanco,
Sumergido en bruma,
Húmedo, hueco, denso.

En línea recta viaja
Sentado en asiento de cuero
Viejo, cuarteado, sin brillo.


Luces satinadas pasean por su rostro,
Una detrás de la siguiente desfilan,
Destellos ámbar infinitos, envejecidos por tan largo camino

Las vías cobrizas vibran,
Al rodar el errante férreo,
Nuestro personaje llega, paradero desconocido.


                             
Óscar Moreno 3º C  (1er premio poesía. 2º ciclo ESO)




PARADERO DESCONOCIDO

Yo no creo en las casualidades, ¿y tú? Si estas pensando que sí, que las casualidades existen y que son cosas de azar, estás muy equivocado. Las cosas no pasan porque sí, sino porque el destino lo quiere. Os contaré una historia, podéis creerla o no, pero os aseguro que es verdad.
Era una tarde de verano del año 1962. Mis padres y yo caminábamos por nuestro enorme jardín. Los jardineros siempre hacían un buen trabajo, ya que tratándose de quién era mi padre, tenían que dar su mejor esfuerzo para conservar su trabajo. Mi padre era el propietario del mejor banco de Nueva York, y yo, su hija, era la heredera de su gran fortuna. Esto me convertía en el punto de mira de muchos secuestradores y delincuentes, que me querían raptar para pedir un rescate. Pero nunca lo conseguían. Hasta esa misma noche. Pero, no adelantemos acontecimientos. Vayamos paso a paso.

–        Hija mía, tengo que darte una gran noticia.
–        ¿Qué clase de noticia? ¿De las buenas o de las malas?
–        De las buenas, querida, de las buenas.
–        Adelante padre, os escucho.
–        Dentro de un mes, un gran amigo mío vendrá a pasar aquí las vacaciones con su familia.
–        ¿Y?
–        Bueno tiene un hijo, algo mayor que tú, y hemos estado pensando que deberíais, casaros.
–        ¿Cómo decís? Creo haber entendido mal. ¿Habéis dicho casaros?
–        Sí, mi querida hija. Es exactamente lo que he dicho.
–        Pues, lo siento, pero no pienso casarme con un desconocido.
–        No era una opción, lo harás porque yo lo ordeno.
–        ¿Ah sí?¿Y qué vais a hacer si me niego?
–        ¡Te quedarás sin mi fortuna y te irás de esta casa!
–        Pero...
–        ¡Nada de peros! 
Subí a mi habitación, más que triste, enfadada. Enfadada con mi padre, que era un machista y regalaba a su hija como ganado. Enfadada con mi madre por no haber intervenido. Enfadada conmigo misma por no poder hacer nada para impedirlo. Me tumbé en la cama y pensé, pensé y pensé qué es lo que podía hacer. Se hizo de noche y me dormí mientras seguía pensando. Pero entonces un ruido me despertó. Las ventanas estaban abiertas de par en par. Una sombra se acercaba a mí, silenciosa, pensando que todavía estaba dormida. Entonces me levanté y grité, pero la sombra fue muy rápida y me tapó la boca. Olía a cloroformo. Me desmayé. Al despertar estaba en una habitación oscura, típica de un motel de carretera. Me levanté, pero volví a caer al suelo, tenía las piernas entumecidas. Miré a mi alrededor en busca de un teléfono, pero el único que había no tenía línea. Entonces alguien entró en la habitación. Me quedé aterrada de miedo, acababa de darme cuenta de que me habían secuestrado y de que, seguramente, ese hombre (o mujer) pidiese un rescate. Intenté ver el lado positivo de todo aquello. Los planes de boda se retrasarían. Se dirigió a la televisión y la encendió. Con la luz pude ver que se trataba de un chico, más o menos de mi edad y que tenía el rostro serio. En la televisión estaban dando las noticias de última hora.

-Queridos telespectadores, tenemos una noticia de última hora. La hija de la familia más rica del país, los Anderson, está en paradero desconocido. La policía cree que se trata de un secuestro. Las autoridades van a intentar ponerse en contacto con el secuestrador.

El chico apagó la televisión y me miró.

-Sinceramente, ¿tú crees que lo que quiero es que me paguen tu rescate?
-Depende, si lo que queréis es dinero, mis padres tienen mucho y os darán todo lo que deseéis.
-Eso no es lo que quiero.
-Pues entonces dígamelo y yo le daré lo que desea.
-No creo que puedas dármelo.
-Solo dígalo.
-Quiero venganza.
-¿De qué habla?
-Tu padre llevó a la ruina a mi familia y ahora lo va a pagar.
-Entonces, ¿vais a matarme? Si lo vais a hacer, hacedlo rápido, no quiero sufrir más.
-No es lo que tenía en mente.
-¿Entonces?
-Lo único que pasará es que no vas a volver a ver a tu padre ni a tu madre.
-¿Me vais a sacar del país?
-Exacto. Siento que tengas que sufrir por su culpa.
-No me importa.
-¿Cómo?
-Sí, que no me importa. De todas maneras pensaba escaparme de casa, así que...

Los años pasaron y fuimos viajando por todo el mundo, huyendo de la justicia. Con el tiempo descubrí que aquel chico no era tan malo y nos empezamos a llevar bien. Además yo era libre, más o menos, visitaba lugares exóticos que nunca podría haber visto de no ser por ese chico. Al final, nos quedamos a vivir en un pueblo del norte de España, llamado Santander. Fuimos los mejores amigos y cuando veíamos la televisión de vez en cuando seguíamos viendo aquella noticia.

-La hija de los Anderson sigue en paradero desconocido.

Inés Miñor Diego. 2ºD (1er premio relato. 1er ciclo ESO)


VÍDEO EN INGLÉS



 Clara y Óscar, alumnos de inglés de 3º de Alto Rendimiento, os presentan un montaje de un vídeo grabado por ellos mismos. En una original idea nos muestran  la evolución de la técnica de las artes gráficas. Parte de la banda sonora ha sido compuesta por Óscar.


                   
                                                                                                                  Mª Eugenia y Maija

lunes, 26 de mayo de 2014

1492, LA CONQUISTA DEL PARAÍSO

Los alumnos de 2º B y C de la ESO han creado sus propias historias después de escuchar la BSO de la película "1492, la Conquista del Paraíso" de Vangelis. Os dejo un enlace a la música y las historias.

1492, la conquista del paraíso

2º C. Erika Francescelli y Carlota Valverde.
"La batalla de Augusto"
         Augusto, general de las tropas del imperio romano y sobrino del César, luchaba contra un soldado del ejercito Galo. A pesar de que los Galos les superaban en número, al clavar su espada a aquel soldado, los romanos ganaron la batalla. 
         Satisfecho, Augusto miró a su alrededor, pero al ver lo que le rodeaba su alegría se fue. Tirados en el suelo estaban los cadáveres de todos los romanos que habían luchado por la causa, pero también los cadáveres de sus enemigos. Caminó entre los cuerpos inertes en busca de supervivientes.
         La búsqueda fue interminable, sin embargo, solo recogió a veintisiete soldados vivos y, para su desgracia, ninguno era su hermano. Resignado se encaminó con los soldados heridos a su tierra, Roma.

         Tras un largo y tortuoso viaje, llegaron a las puertas de la ciudad. Los ciudadanos les revivieron con sonrisas de alivio en sus caras, pero la tristeza reinaba en sus corazones. En honor a los soldados perdidos en la batalla, alzaron un monumento en agradecimiento a su sacrificio.



2º C. Noelia Franco
“El gran viaje”
En un lejano puerto de España, tras una tormenta que parecía no tener fin, y una niebla que no parecía que se fuera a desvanecer, se vislumbra lo que parece ser un barco con grandes velas, exacto, una carabela. Acorde la humareda iba desapareciendo, se tornaban de vivos colores los muelles, veleros, barcas y barcos. Además, gente que parecían estatuas, ahora saluda a la embarcación y sus tripulantes. Se podría decir que iban a hacer un largo viaje, puesto que los marineros que quedaban en tierra, eran abrazados por sus mujeres, de tal manera que parecía que era un viaje de ida, sin vuelta. Ondeaba larga, la bandera de franjas rojas y amarilla sobre el palo mayor, mientras el capitán en la proa, ignoraba al público de su alrededor, mientras pensaba, “Algo grande va a pasar”. Tras ese pensamiento, no tardó en gritar, “Levad anclas, avante toda, arriad las velas, pues partimos” Entonces, llegó un momento un tanto desgradable, el prolongado adiós a los navegantes que se adentraban en el desconocido Océano Atlántico, para ir dirección Oeste hacia las Indias. Esto ocurrió hace cientos de años, si mi memoria no falla, en el 1492. ¿Qué cosas podrían ocurrir en esta época, tratándose de un viaje por mar? A lo mejor, vosotros lo sabéis…


2ºB. Inés Miñor y Laura Pérez
"El Sacrificio"
Antaño se libraba una guerra entre la oscuridad y los humanos. A pesar de que los humanos eran fuertes y valientes, las sombras siempre vencían ya que no podían morir, ¿o sí podían?
Edwin corría temiendo que las sombras pudieran atraparla, debía internarse en el bosque. De repente, miles de gritos de guerra procedentes del norte resonaron por todo el valle. La batalla final estaba a punto de comenzar. Debía correr más, tenía que evitar la masacre que iba a producirse. Aún recordaba las palabras que la dijo su abuela antes de partir: “Edwin, mi pequeña, tu eres la única persona que podrá salvar al mundo de la catástrofe. Yo tuve la oportunidad pero fracasé y condené a los míos. Debes conseguirlo, Edwin”
Consiguió internarse en el bosque, pero las sombras la pisaban los talones. Al fin divisó el templo sagrado de la diosa Alanda. Las sombras no podrían entrar allí, ya que se trataba de un lugar sagrado. Cuando llegó a la entrada, descubrió una profecía escrita en piedra: “Las sombras serán soberanas del mundo, pero solo hasta que el elegido ofrezca un sacrificio en el templo”
Justo lo que pensaba, sólo podía entrar el elegido. Más bien, solo ella podía entrar en el templo. Edwin se arrodilló ante la puerta y se puso en contacto con el guardián de la entrada: “Si crees ser la elegida, este campo de energía te dejará pasar”
¿Campo de energía? No parecía que hubiese ninguno, lo que significaba que entraría sin problemas. Edwin echó una última mirada al bosque, al cielo, a las nubes, a las altas montañas… “Adiós mi querido mundo”
Se internó en el templo y se dirigió a la estatua de la diosa y comenzó el ritual. “Yo, Edwin de Castelder, ofrezco mi sacrificio para acabar con las sombras de este mundo. Y el sacrificio, ¡soy yo!
Una luz envolvió a Edwin y la levantó del suelo. Antes de desaparecer por completo, tuvo un último pensamiento “abuela, lo conseguí”. La luz iluminó todo el mundo y las sombras se disolvieron. Al fin, la guerra había terminado.


 2º B. Alba Madrid.
”La isla secreta”                                                                    
Estaba perseguido por ladrones, corría, hasta que me adentré en un bosque, donde les perdí el rastro. Encontré una casita en lo más profundo del bosque. No había nada ni nadie, así que pensé que podría quedarme a dormir allí.
A media noche, empecé a oír ruidos. Al principio pensé que era alguna rama que golpeaba la casa, pero cada vez oía los golpes más cerca y me asusté. No sabía qué hacer, así que me levanté y pregunté si había alguien. No hubo respuesta pero los golpes pararon. Decidí no darlo importancia por miedo.
Al día siguiente fui a por comida ya que en la casa no había nada más que paja. Cuando salí, empecé a andar hasta que llegué a un pequeño riachuelo. Al otro lado se escuchaba música, así que busqué un puente o algo para cruzarlo. Encontré un pequeño puente, aunque estaba un poco lejos. Estaba hecho de piedra, parecía antiguo y estaba algo estropeado, pero no le di importancia a su mal aspecto. Al final lo crucé sin problemas. Seguí andando al son de la melodía tan dulce que se oía de fondo.
Cuando llegué al lugar de donde procedía, encontré una pequeña cajita de música y le di cuerda. Pensé que era una trampa y no me confundí. Salieron cinco hombres de repente. Eran cinco pequeños soldados que me llevaron hasta el poblado, no hablaban mi idioma así que no podía comunicarme con ellos. El pueblo era pequeño, con una muralla a su alrededor. Era muy antiguo y me llevaron hasta el palacio. El rey era un hombre grande y regordete. Él sí me entendió y me dijo que la casita era de un antiguo brujo que murió hace años y que estaba encantada. También me dijo que me ayudaría a volver a mi hogar en Nueva York. Me dijeron que me encontraba en una ciudad cerca de California. No podía creer que en unos días hubiese acabado tan lejos, pero decidí no discutir. Me llevaron en un carro con dos caballos. Me dormí en el camino y me despertaron nada más llegar.
Ahora he decidido escribir esta pequeña aventura en mi diario. De otro modo, la historia nunca saldría a la luz, sería un pequeño secreto sobre la isla secreta.