viernes, 22 de mayo de 2015

RELATOS DE TECNOLOGÍA

Javier Antolín, profesor de tecnología, ha trabajado con sus alumnos de  2º y 3º de ESO el relato corto desde la asignatura. Dado que la asignatura es bilingüe de francés, algunos alumnos se han atrevido con este idioma. 
Los temas a elegir para realizar los relatos eran:

-Un mundo sin tecnología
-Un sueño tecnológico

Aquí aparecen alguno de sus entretenidos y bien elaborados trabajos.





El secreto

Una figura agazapada se arrastraba entre la vegetación, cercada por escabrosas rocas. El cielo plomizo apenas dejaba pasar la luz, que quedaba presa en las altas copas de los árboles, no llegando nunca a la superficie. El aborigen se  irguió momentáneamente, oteando a su alrededor. Había notado algo extraño todas las noches desde su poblado, en la lejanía, desde que habían llegado cruzando el mar a esa nueva tierra. Tras largas divagaciones, había decidido ver de qué se trataba. Sin dejar de escuchar cada movimiento procedente de  la maleza, preparado para cualquier peligro, siguió desplazándose a ciegas, estando seguro de alguna manera de adónde se dirigía. Pocos kilómetros más adelante, el camino terminaba. La vegetación se cerraba de tal manera que era imposible seguir avanzando, y, por mucho que dio vueltas, no encontró nada más que una barrera infranqueable.
            Aun cuando iba a rendirse, se inclinó por una nueva idea. Subió a un árbol, el más fuerte y alto que encontró, aunque no lo era tanto como los que había escalado en su infancia, allá, en la otra esquina del océano. Ascendió tanto que dejó atrás la barrera vegetal que le cercaba el paso. Lo que vio le dejó sin aliento.
            Lo que había tomado por un denso follaje era en realidad un muro de hormigón, ancho e inmune a cualquier intento de echarlo abajo, algo que consideró imposible, ya que sólo conocía el barro y la madera como materiales de construcción. El muro se extendía hasta donde alcanzaba la vista, perdiéndose en la lejanía.
            Y, en su interior, dentro de un gran boquete producido por una colosal colisión, yacía un cementerio.  No uno corriente, sino uno de metal, plástico, vidrio y residuos más contaminantes, olvidados allí hacía siglos. El suelo abrasado no se había recuperado como el terreno de alrededor, lo que había impedido el crecimiento de la naturaleza. En su lugar, un manto ceniciento cubría la explanada. El indígena no comprendía lo que eran esas construcciones rectangulares, más altas que cualquier árbol. Ahora eran tan sólo un reflejo de lo que en su día fueron enormes rascacielos que cortaban las nubes. Algunos de ellos se habían derruido junto con todas las pequeñas casas destruidas por la bomba, y sus restos se esparcían, apenas distinguiéndose unos entre otros. Todo aquello producía una sensación de desolación terrible.
            El hombre se echó hacia atrás, aterrado, pero perdió el equilibrio. A pesar de que intentó agarrarse a las ramas cercanas, no pudo, y se precipitó hacia el vacío. Casi se estrelló contra el muro, pero aterrizó unos metros más lejos, rodando contra la tierra árida.
            Cuando logró incorporarse, dio unos tambaleantes pasos antes de poder ubicarse. Y descubrió, con horror, que había caído en el interior de aquél colosal hoyo, lo que en su día había sido una reluciente ciudad. Bajo sus pies, descubrió carcasas metálicas vacías, la mayor parte oxidadas. Cogió una del tamaño de su mano, que tenía pequeñas incrustaciones cuadradas, pero la desechó al momento; no había nada que le pudiera interesar en un móvil roto y destartalado. Alzó la vista y, esta vez, se maravilló ante las dimensiones de aquellas construcciones, preguntándose qué extraño ser podría haberlas realizado.
            Eran el recuerdo de una catástrofe pasada, cuando la contaminación y la guerra habían sobrepasado todos los límites imaginables. Quedaba una mínima proporción de combustibles fósiles, por la que naciones enteras estaban dispuestas a hundir a otras en la miseria. Quedó muy atrás el tiempo en que internet había estado al alcance de todos, pues la electricidad era un bien muy preciado que se permitían unos pocos, por lo que la comunicación a distancias largas era muy difícil. Esta situación se alargó hasta que la gente empezó a  morir por enfermedades diversas, la mayoría causada por problemas respiratorios o cánceres. Hubo rebeliones contra toda tecnología, grupos de humanos que querían volver a vivir como lo hacía el hombre primitivo, pues sostenían que sólo así podría recuperarse el planeta de nuestro destrozo. Pero los gobiernos lo consideraban una locura y atribuían la demencia a las personas que promulgaban esos pensamientos. Cuando se dieron cuenta de que estaban equivocados, no había vuelta atrás. Una capa de gases contaminantes había cubierto todo el planeta, tan densa que no dejaba pasar la luz del sol. Además, debido al cambio climático, las temperaturas habían ascendido drásticamente. Las plantas empezaron a morir; con ellas, los animales, y la comida artificial no sirvió para sostenernos mucho tiempo. Todo aquello creó conflictos en los que intervinieron bombas nucleares, pero la más brutal fue la que colisionó contra esa ciudad; tanto, que aún siglos más tarde, la zona seguía como si todo hubiese sucedido ayer. Los restos humanos se habían degradado hacía ya tiempo, quedando sólo los de aquellas máquinas y artefactos que la gente, con un último hálito de esperanza, había destruido y acumulado en la calle, esperando que las emisiones cesaran y todo se solucionara. Ese movimiento sucedió en casi todo el mundo civilizado. Pero ya era demasiado tarde. Y, sin que nadie pudiera preocuparse de lo que quedaría de nosotros, de qué pasaría cuando desapareciéramos para siempre, fuimos pereciendo poco a poco. La humanidad había sido perdida.
Pero había una pequeña parte con la que nadie contaba, una que había sido olvidada. Porque nadie creía que siguiese habiendo humanos que vivían como en el principio de los tiempos, pero así era. Y esas tribus indígenas, cuyos bosques les habían sido arrebatados casi por completo, todavía tenían un hueco en el corazón de éstos, desde donde ignoraban todos los problemas del exterior. Y esas tribus fueron las que, tanto tiempo después, cuando la capa de contaminación había descendido significativamente y todo resto artificial había quedado sepultado bajo los bosques, habían emigrado a través del océano.
El aborigen anduvo durante todo el día por aquél lugar, investigando y lleno de curiosidad, hasta que empezó a anochecer y trató de encontrar una salida. Pero no la halló. Rebuscó cualquier resquicio en el muro de hormigón, pero no encontró ninguno, pues había sido hecho para soportar toda la radiación que estaba escondida en aquél cementerio, para que nada ni nadie entrara o saliera de allí. Así, cuando la oscuridad se lo tragó todo, el hombre se acurrucó en un rincón y se durmió para no despertar al día siguiente, guardando consigo el secreto de una antigua civilización.


                                                                          Jana Piñel Rodríguez– 3ºESO A



L´évolution.

La technologie a évoluée beaucoup ce siècle, on a des portables, des ordinateurs, des GPS, et même des imprimantes 3D! Mais ce que je veux le plus c'est inventer un reproducteur de musique que tu peux connecter à ton cerveau et que reproduire la chanson que tu penses en ces moments.
Il y a déjà une machine avec laquelle tu peux contrôler les mouvements d'une personne avec ton propre système nerveux, donc pourquoi pas appliquer cet instrument pour écouter les chansons que tu veux? Mon invention a une connexion sur Internet pour la chercher et même si tu ne te sais pas le titre, en pensant à la mélodie ou les lettres, tu peux le trouver.  

Ce reproducteur sera très utile pour les personnes qui aiment écouter de la musique pendant qu'ils font du sport, et il sera plus facile et pratique pour chercher les chansons.

                                                                                                                                                            Julia Zabaleta. 2º C – AR

Un gran problema, una pequeña solución.

La situación más molesta para el ser humano a la hora de viajar es, sin duda alguna, hacer las maletas.
Esto ha atormentado a la gente durante generaciones. ¿Quién no ha malgastado alguna vez su valiosísimo tiempo pensando en qué llevar? (ya que puedes llevar sólo lo esencial)
Y, lo peor de todo, cuando finalmente llegas a tu destino, te das cuenta de que se te han olvidado a mitad de las cosas. (Pero claro, como no había más espacio en la maleta…)
En mi opinión, la solución definitiva a este problema es ``La Mini Casa´´. Esto consiste en instalaren tu casa un sistema de cables y aparatos muy complejo que recorre el interior de las paredes. Al poner en marcha el sistema (mediante un interruptor), la casa y todo lo que hay en su interior disminuye hasta 1000 veces de tamaño, obteniendo así un tamaño perfecto para guardar la casa en un bolso, maleta, etc.
Lo único que necesitamos después, es encontrar un espacio abierto lo suficientemente grande como para ``desplegar´´ nuestra casa.
De esta forma, acabaríamos con la horrible tarea de hacer las maletas.

                                 Lucía Iglesias Pérez (2º ESO C A.R.)
                                                      

UN SUEÑO TECNOLÓGICO

Ella miraba atónita la enorme pantalla situada justa al lado de la mesa de la profesora.
Su compañera Mireia se encontraba dormida sobre el pupitre contiguo al suyo y estaba conectada a unos cables con ventosas que ocupaban su frente. De repente, Mireia apareció en la pantalla, esta caminaba por un parque lleno de flores, se sentaba en un banco blanco de madera, después, persiguió mariposas, cantó con los pájaros e incluso nadó por el lago con los pececillos de colores; por último, la pantalla se oscureció, parecía que venía una pesadilla, la gente comenzó a murmurar y esto provocó que Mireia se despertara, y la pantalla se apagó.
El visor de sueños iba a ser la nueva revolución de la tecnología, iba a ser también la solución para los niños con pesadillas, ya que sus padres podrían ver la causa de los terribles sueños de sus hijos y poner una solución.
Le tocaba a ella, estaba nerviosa, ¿Cuál sería su sueño?

                                                            Marina Campomar Prieto                                                                       2ESO D


LA MADRE DE TODAS LAS MÁQUINAS
Era una calurosa mañana de mayo y Elvira como cada día llevó a su hermano pequeño, Felipe, a la guardería. Antes de que Felipe entrara a clase Elvira hablaba con los amigos de Felipe.
-         ¡Hola Elvira!, ¿hoy no te quedas un poquito más?
-         Lo siento mucho, no puedo. Tengo que llegar pronto al trabajo.
-         Pero ¿por qué?- chillaron al unísono.
-         Tengo que redactar un artículo muy importante.
-         ¡¿Eh?! Seguro que nosotros podemos ayudarte en algo. Pero quédate un rato más- rogaron.
-         Vale, de cuerdo-cedió- yo os haré una pregunta y vosotros me contestaréis de forma sincera ¿vale?
-         Sííí.
-         ¿Cuál es para vosotros o cuál sería la máquina más útil y más perfecta de todas?
Elvira apuntó todas las respuestas en una libreta y se fue al trabajo.
A la hora de comer recogió a su hermano, Marcos, y a su novia, Elena, del instituto y les hizo la misma pregunta y apuntó las respuestas en su libreta
Al llegar a casa se encontró con sus padres en la cocina y les hizo la misma pregunta y apuntó rigurosamente las respuestas en su libreta.
Al no tener una respuesta que se adaptase a todos los encuestados fue a casa de su abuelo a reflexionar y pedirle consejo. Cuando llegó le contó sus problemas y que esa pregunta podía tener diferentes respuestas.
-         ¿Podrías hacerme el favor de leerme las respuestas?- preguntó
-         Estas son algunas de las respuestas: máquina de hacer helados inacabable, pinturas de todos los colores, caja de juguetes sin fondo, móviles con mucha capacidad y muy rápidos, soportes electrónicos y consolas con muy buenos gráficos, impresoras 3D hiperrealistas y superordenadores.
Su abuelo se rió y dijo:
-         Pues, en mi opinión, y desde la experiencia, no hay respuestas más banales. Y ellos mismos, todos ellos son dueños de la mejor máquina, la más perfecta y la más útil, que nos ha dado Dios y que nos lleva a crear otras más y esta máquina prodigiosa es el cerebro. 
                                                                                            SARA ROMÓN CUESTA, 2º C  A.R


TECHNOLOGIE 


Bonjour, je m´appelle Marco et actuellement , j´habite en 2034 au nord de la France. J´habite ici avec mes parents depuis 6 ans, quand les machines du temps ont commencé a travailler. Avant, j´habitais dans une jolie petite cave qui se trouvait au sud-est de l´Amérique. J´habitais là-bas avec ma tribe, nous étions 27 personnes. Tous les matins, nous sortions au champs pour casser des animauxqu´après, on mangait autour du feu. Les femmes restaient dans le village en train de préparer le repas. L´après-midi, on préparait les peaux des animaux qu´on avait tué auparavant et ma mère et ma sœur faisaient des vêtements avec eux. Tous les jours, on repétait la même operation. Mais, un jour, un groupe d´hommes et de femmes sont venus nous demander de monter dans leur machine pour aller dans le futur. Ma mère et mon père n´étaient pas surs mais finalement, ils ont accepté. Nous avons voyayé 5.000.000 ans et on est ici. Je ne peux pas croire tout ce qu´ils ont inventé: voitures pour se déplacer d´un lieu à autre, potables pou parler de loin, maisons avec chauffage pour n´avoir pas froid, supermarchés avec tous les produits on n´a plus besoin d´aller casser, des magasins por acheter des vêtements, des briquets pour allumer le feu, mais la meilleure chose, la machine du temps pour voyayer dans le passé et aussi dans le futur.


                   Sofía Ruiz Cuesta 2ème ESO D







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